domingo, 19 de abril de 2009

La flor


Había una vez una pequeña flor en un gran bosque. Como era pequeña nadie le prestaba atención y por eso siempre estaba triste, pero se decía así misma: ¡Cuando crezca podre ver el resto de flores y plantas y por fin sentirme menos sola y mas amada! Pasaron los años y la flor creció. Ahora divisaba a todas las flores que para su pesar la seguían ignorando. Entonces ella pensó, quizás no sea lo suficiente bella así que perderé mis hojas para que a la siguiente primavera me salgan mucho mas bonitas.

Llegó la siguiente primavera. La flor que se había despojado de sus pétalos y durante todo el invierno hizo un esfuerzo sobrenatural para que le salieran unos pétalos preciosos lo consiguió, era la flor mas linda de todo el bosque. La primavera pasó pero ninguna de sus espectativas se vio cumplida, entonces pensó: tal vez mi esfuerzo por ser la mas hermosa a ofendido a mis compañeras y por eso sigo siendo ignorada. De nuevo dejó caer todos sus pétalos y pensó que para la primavera siguiente no haría ningún esfuerzo y así sus hojas fueran las mas simples y poco agraciadas del lugar.

La primavera volvió a llegar. La flor con unos pétalos tan pequeños y desproporcionados que daba pena contemplarla, sonrió y se dijo así misma: por fin voy a dejar de ser ignorada, soy la planta menos hermosa del lugar. Pero esta vez tampoco sirvió de nada.

La florecilla desolada comenzó a marchitarse, no se alimentaba, no danzaba con el viento, nada... hasta que tal fue su tristeza que murió. Daba la casualidad que esta florecita había sido por caprichos del viento fecundada y tenia semillas en su interior. Una de las semillitas cayó en la tierra. Creció y se convirtió en otra preciosa flor. También se preguntaba al igual que su madre la razón por la que nadie hablaba con ella. Miró a su alrededor y con muchisima valentía alzó la voz. ¿Hola? ¿Porqué nadie habla conmigo? De repente todas las flores empezaron ha hablar y se confesaron las unas a las otras que llevaban haciéndose esa pregunta desde que nacieron, sólo que a ellas, no se les había ocurrió preguntar a las demás.



por:lidia rios